El acceso a internet se encuentra en plena expansión en la región latinoamericana, ofreciendo más oportunidades y mejores proyecciones económicas para muchos.
Hoy en día, Latinoamérica posee más de 200 millones de usuarios de internet. Estas cifras se traducen en un 10% de los usuarios mundiales (mientras que la población de Latinoamérica representa a un 5% de la población mundial). América Latina posee una penetración de internet del 38%. Chile es el país con mayor penetración de la región con un 50%. Como en todos los demás mercados en emergencia, el acceso a internet está creciendo rápidamente; El acceso a internet en Colombia creció un 37% durante el 2010, un 25% en Venezuela, un 22% en Argentina, un 20% en México, un 19% en Brasil y un 16% en Chile. Asegurarse el acceso a internet es una de las prioridades de los consumidores latinoamericanos. De hecho, la ascendencia de los sectores pobres a clases medias bajas también les permitió acceder a internet, situación que funciona como base para futuras mejoras en el acceso a una educación de calidad, acceso a la información y a mejores oportunidades de negocio. Conectarse a internet, por lo tanto, implica una transformación hacia una mejora en la calidad de vida.
Telefonía móvil – Un punto de gravedad
En los mercados emergentes observamos una tendencia hacia el uso de internet en los celulares. Muchos de los consumidores saltan la línea del acceso a internet directamente conectándose a través de teléfonos móviles. En los mercados desarrollados, el promedio de utilización de internet a través de celulares es de 6 horas por semana; estas cifras se duplican cuando conciernen a los mercados emergentes, alcanzando las 11 horas semanales. Los jóvenes pasan la mayor parte de su tiempo en internet, y en los mercados emergentes en general superan los promedios de permanencia en la red de otros mercados.
Mientras que el acceso a internet en los mercados emergentes es relativamente nuevo, su utilización es impactante. La cantidad de usuarios de internet que está de acuerdo con la frase: “Puedo expresar mejor mis sentimientos en el mundo digital”, es mayor en los países en donde el acceso a internet se ha masificado recientemente. 81% en África, 65% en India y un 19% en los países asiáticos. Al igual que en su situación económica, Latinoamérica se encuentra en el medio con un 34%, entre los países con mayor y menor desarrollo. En Brasil el porcentaje ronda en un 35%, sin embargo, si consideramos los sectores ubicados en la base de la pirámide (BOP), el porcentaje se eleva a un 53%. Una vez que los sectores ubicados en la base de la pirámide logran acceder a internet, su nivel de conexión con el medio es mucho mayor, y dependen mucho más de internet, que los sectores con mayores ingresos.
Para los países emergentes el acceso a internet es relativamente nuevo. Veamos el porcentaje de usuarios que han comenzado a utilizar internet en estos últimos dos años:
Acceso a internet
Una fotografía de Salvador (Brasil)
Salvador Bahía fue la primer capital colonial de Brasil y es una de las ciudades más antiguas del “nuevo mundo”. Durante muchos años fue conocida como la ciudad de la alegría, gracias a la simpatía de sus habitantes y las incontables fiestas en las playas. Hoy en día, es la capital de la clase media emergente brasilera, habitada por gente que pudo salir de las favelas y vive actualmente en casas adquiridas mediante planes sociales provistos por el gobierno. En Salvador recorre el aire de una ciudad en auge, con grúas de construcción contrastando con los viejos edificios coloniales. Hemos hablado con algunos consumidores recientes de internet de entre 20 y 30 años.
Es impactante que todos posean grandes expectativas para su futuro, un futuro muy concreto y a corto plazo (por ejemplo, en los próximos tres años). Cuando se les pregunta por sus esperanzas y deseos, usualmente responden en relación a una mejor casa, un auto y especialmente, un trabajo mejor. Para todos ellos el mundo digital es el centro de sus vidas: les ofrece más contactos, oportunidades y un sentido de inclusión que no hubieran podido soñar algunos años atrás. Los servicios de internet son caros en Latinoamérica, por lo que mucha gente accede a internet a través de locales comerciales como cafés o cybers. En algunos casos, se comparte el acceso a internet entre 4 o 5 familias.La utilización de los cybers todavía es muy grande en Brasil, hay más de 90.000 cybers que ofrecen computadoras con acceso a internet por hora.
Este sector emergente utiliza mucho más las redes sociales. No es sorpresivo que sean los Latinoamericanos los que abracen la utilización de las redes sociales, la simpatía y sociabilidad de los habitantes de la región es algo natural y son muy conocidos por ello. Brasil continúa siendo el líder en la utilización de redes sociales, no sólo en Latinoamérica, sino en el mundo. Orkut (la red social brasilera de Google) es la más popular en Brasil y alcanza a un 72% de los usuarios de internet en Brasil, un 70% de estos usuarios posee menos de 34 años.
Los brasileros poseen más amigos en las redes sociales que en el resto del mundo, el promedio es de 231 amigos (y para los que acceden a internet a través de celulares el promedio asciende a 357) en contraste con un promedio general en Latinoamérica de 176 y uno de 120 amigos global. Los brasileros utilizan en gran medida a las redes sociales también para decidir sus compras.
En conclusión, observamos que en los mercados emergentes las redes sociales son un punto clave para las marcas, tanto como lo es internet en las vidas de los usuarios de los mercados emergentes.
Wander Meijer es Director Global de Investigación en TNS, responsable de las operaciones y proyectos multi-país en TNS. Antes de alcanzar el puesto como Director Global, Wander fue CEO para la región Latinoamericana con presencia en 11 países. Wander posee una experiencia de 20 años en la industria, especializado en investigación en los mercados emergentes y en la “base de la pirámide” (BOP), el crecimiento de la clase media-baja. Wander se graduó en métodos y estadísticas para la investigación social y desarrollo económico en la Universidad de Amsterdam y concluyó su tesis doctoral en Bolivia.
